

La montaña Kirkjufell, el lugar más fotografiado de Islandia
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Kirkjufell es la montaña que atrae todas las miradas de quien visita Islandia. Está justo al lado de la cascada Kirkjufellsfoss, y gusta tanto, que a la gente no le importa recorrer cientos de kilómetros para verla, ya sea para cazar Auroras Boreales, escalarla o simplemente sacar una buena foto.
Si te apetece pasar por allí, aquí tienes una guía completa para que visita sea lo mejor posible.
¿Qué es Kirkjufell?
Kirkjufell está en la península de Snæfellsnes, cerca de un pueblito llamado Grundarfjörður. Se encuentra a unos 180 kilómetros de Reikiavik (unas dos horas y media en coche) y mide 463 metros de altura. Se la conoce como la “montaña iglesia” porque recuerda un poco a un campanario, y está justo al lado de la cascada Kirkjufellsfoss, que le da aún más encanto.
Se hizo muy famosa gracias a Juego de Tronos, donde aparece como la “Montaña punta de flecha”. Más alla de Juego de Tronos, la mayoría de la gente va solo para sacar fotos o para verla en directo. Los lugareños cuentan leyendas de trolls convertidos en piedra al amanecer o de encuentros con elfos. Lo que sí es cierto es que los vikingos la usaban como referencia cuando navegaban, porque se ve enseguida desde el mar. También aparece en poemas islandeses, lo que le ha dado más fama todavía.
Lo que hace especial a Kirkjufell es que está formada por roca volcánica muy antigua y tallada por glaciares de hace muchísimo tiempo. Eso la convierte en lo que se llama nunatak, y en una superviviente de la última Edad de Hielo. Por si fuera poco, dentro de la montaña se esconden algunos fósiles y, al derretirse poco a poco la nieve de la cima, sigue transformándose. Vayas en busca de Auroras Boreales, senderos desafiantes o simplemente una foto espectacular, Kirkjufell siempre tiene algo que ofrecer.

Maravillas geológicas de Kirkjufell
Si te interesan la geología y las historias de hace millones de años, Kirkjufell es un lugar único porque sus rocas cuentan cómo era todo cuando los glaciares cubrían casi por completo esta región.
Cómo se formó
Hace millones de años, la lava de los volcanes dio forma a la base de la montaña. Esa parte oscura y dura de abajo lleva ahí entre 5 y 10 millones de años. Más tarde, hace como unos 700.000 años, se añadiero otras capas de lava y arenisca. En la parte más alta, hay una capa hecha de ceniza volcánica. Luego llegaron los glaciares y moldearon la montaña hasta dejar ese pico tan pronunciado que se ve hoy en día.
Restos antiguos y pistas del pasado
En las capas intermedias se han encontrado fósiles de peces, aves y mariscos, de cuando Islandia era bastante más cálida hace millones de años. Incluso encontraron un hueso de ballena, lo te hace plantearte cómo sería el entorno marino en aquella época. También hay un tipo de roca marrón brillante que se formó cuando la lava chocó con el hielo, un detalle del que poca gente se da cuenta cuando sube, así que estate atento a ello.
Sigue cambiando
La montaña no se ha quedado igual desde entonces. El hielo de la cima se va derritiendo un poquito cada año y, de vez en cuando, se producen pequeños desprendimientos. Hace unos años, uno de estos deslizamientos en la ladera oeste sacó a la luz una roca negra y cristalina que nadie esperaba encontrar.

Dónde está Kirkjufell y cómo llegar
Kirkjufell está en la península de Snæfellsnes, en la costa norte de la región, cerca del pueblo de Grundarfjörður. Es facilísimo reconocerla, porque está bastante aislada y Kirkjufellsfoss queda a unos pasos. Toda la península se conoce como “Islandia en miniatura” porque en ella hay un poco de todo: volcanes, cascadas, fiordos…
Para moverte con libertad, lo mejor es alquilar un coche. Así puedes parar donde quieras y ver el resto de la península de Snæfellsnes a tu ritmo.
Desde Reikiavik
Reikiavik está a unos 180 kilómetros, que se suelen hacer en unas 2 horas y media en coche. Sales hacia el norte por la famosa Ring Road (la Ruta 1) y, tras una hora o así, giras a la izquierda en la carretera 54, en Borgarnes. Continúa hacia el oeste atravesando la península, entre campos y pueblitos, hasta llegar a Grundarfjörður. Todo está asfaltado y en Borgarnes tienes gasolinera. Una vez en el pueblo, vas a ver la montaña con facilidad y puedes dejar el coche cerca de la cascada.
Desde Akureyri
Akureyri queda al norte, a unos 375 kilómetros, así que tardarás unas 5 horas. Tienes que coger la Ruta 1 hacia el sur, yendo por zonas montañosas y fiordos. Tras varias horas, llegarás a un cruce cerca de Blönduós, donde giras a la derecha para seguir por la carretera 54 rumbo oeste. Esa carretera te lleva directamente hasta Grundarfjörður, pasando por granjas y, con suerte, ovejas pastando. No muchos sitios donde parar, así que te recomiendo llenar el depósito en Akureyri antes de salir.
Otras opciones
Si no te va lo de conducir, hay un autobús de la compañía Strætó que sale desde Reikiavik un par de veces al día y tarda unas 3 horas y media en llegar a Grundarfjörður. Desde Akureyri es más complicado, ya que no hay un bus directo. También puedes apuntarte a una excursión organizada desde Reikiavik, donde te llevan y enseñan la zona en un día. De cualquier forma, una vez que estés en Grundarfjörður, Kirkjufell está a un paseo de la calle principal.
Cuándo visitar Kirkjufell
Cada estación le da a Kirkjufell un ambiente distinto, así que depende de lo que busques: tranquilidad, una buena caminata o ver algún fenómeno como las Auroras Boreales.
Invierno (noviembre a marzo)
En invierno, de noviembre a marzo, la montaña se cubre de nieve y es la mejor época para ver las Auroras Boreales. Los días son muy cortos y casi no hay luces artificiales que molesten. Eso sí, las carreteras pueden estar heladas y hace bastante viento, así que escalar es demasiado peligroso. Entre enero y febrero es más fácil ver auroras, y si el agua de los alrededores está congelada, se ve un brillo muy especial reflejándose en el hielo. Además, por esa época en Grundarfjörður se pesca arenque y bacalao, algo muy típico del invierno, y te puedes unir a los pescadores para hacerlo con ellos si quieres.
Primavera (abril a mayo)
La primavera, de abril a mayo, trae el deshielo y hace que la cascada suene con más fuerza. En mayo, los días ya tienen unas 16 horas de luz y los animales van regresando a la isla. Sin embargo, los caminos están llenos de barro y el tiempo puede cambiar de soleado a lluvioso en un abrir y cerrar de ojos. Con suerte, podrás ver frailecillos en los acantilados de los alrededores, sobre todo en abril. El deshielo crea charcos al pie de la montaña que funcionan como espejos de agua en los que se refleja la montaña, pero duran poco. Te recomiendo llevar calzado impermeable y algo calentito para beber, porque todavía refresca bastante. Eso sí, hay menos turistas que en verano, así que tienes más paz.
Verano (junio a agosto)
El verano, de junio a agosto, casi no tiene noche, con más de 20 horas de luz al día y temperaturas agradables, entre 10 y 15 °C. Esta época es perfecta para subir a la montaña. Es la temporada con más turistas, así que el aparcamiento se llena rápido. Puedes escalar con un guía en unas tres horas ida y vuelta y, desde la cima, se ve el mar y otra gran montaña cercana. Si subes de noche, a eso de las dos de la madrugada, se disfruta de una tranquilidad increíble, con el sol apenas rozando el horizonte. Para evitar el bullicio, te recomiendo dormir en Grundarfjörður la noche anterior y madrugar.
Otoño (septiembre a octubre)
En otoño, de septiembre a octubre, baja la afluencia de visitantes, el aire se vuelve fresco y empieza la temporada de Auroras Boreales. La hierba se tiñe de amarillo y, en la cima se ve ya algo de nieve. La lluvia puede hacer resbaladizos los caminos y, para octubre, anochece pronto, con solo 10 horas de luz. Escalar vuelve a complicarse, porque el hielo regresa. A finales de verano y principios de otoño, es fácil ver focas sobre las rocas, y si te animas a hacer kayak desde el pueblo, puedes verlas de cerca. Alrededor del 22 o 23 de septiembre, el sol se alinea justo con la montaña, un espectáculo curioso. Entre semana hay menos gente. Eso sí, lleva una buena chaqueta porque el viento se nota.



Hacer la foto perfecta: Kirkjufell y Kirkjufellsfoss
Tanto Kirkjufell como Kirkjufellsfoss son sitios geniales para hacer fotos, porque tienes mucho espacio para jugar con el encuadre. Hay dos puntos que funcionan de maravilla: uno es al lado de la cascada, para que se vea la montaña detrás, y el otro está al otro lado de la carretera, donde hay un lago pequeño que queda muy bien en primer plano. Lo mejor es ir temprano o al atardecer, cuando la luz es suave y cálida, porque así todo resalta más. Vas a ver que las rocas y el agua destacan mejor y es más fácil conseguir la foto que te gustaría guardar.
Reflejos e imágenes espejo
Para conseguir reflejos chulos, pásate por el lado de la cascada o busca charcos y pequeñas pozas después de la lluvia. El agua puede reflejar la montaña perfectamente si te colocas con cuidado. Lo ideal es usar un objetivo angular que capte mucho espacio, situarte de manera que el reflejo quede bien centrado y ajustar un poco la cámara para que la luz esté equilibrada. Es una forma sencilla de lograr un efecto muy bonito.

El hike para subir a Kirkjufell
La subida a Kirkjufell no es ningún paseo. La cima está a 463 metros, y entre subir y bajar tardas unas tres horas. El camino es empinado y resbaladizo, con rocas sueltas y algunos tramos bastante peligrosos. Ha habido accidentes graves, así que hay que tener cuidado y estar preparado.
No es necesario ser un escalador experto, pero tampoco es apto para principiantes. El terreno es complicado y puede volverse peligroso si no vas con cuidado. Te recomiendo hacerlo en verano, que suele estar menos mojado, y si vas con alguien que conozca la ruta, mucho mejor. Sigue siempre el sendero marcado—hay cuerdas para agarrarse en algunos puntos—y lleva un calzado con buena suela.

Ver la aurora boreal en Kirkjufell
En Kirkjufell hay poca luz ambiental, así que la aurora boreal se ve espectacular cuando aparece. Entre septiembre y abril es la mejor época, y marzo y septiembre suelen ser ideales porque las noches son oscuras pero el clima no es tan duro. Se ven tonos verdes o morados moviéndose por el cielo, y con la silueta de la montaña debajo es algo que no bastante inolvidable.

Lugares para visitar cerca de Kirkjufell
Hay mucho más que ver cerca de Kirkjufell que la propia montaña y su cascada. Aquí tienes cinco sitios que merece la pena visitar si andas por la zona.
Grundarfjörður
Este pueblecito pesquero está justo al lado de Kirkjufell, a apenas unos minutos en coche. Tiene un puerto tranquilo, un par de sitios donde comer y vistas geniales de la montaña desde casi cualquier punto del pueblo. Es perfecto para dar un paseo o tomarte un café con calma.

Parque Nacional Snæfellsjökull
A unos 30 km al suroeste, Snæfellsjökull es uno de los tres parques naturales de Islandia, y tiene un glaciar enorme encima de un volcán. Puedes acercarte en coche, caminar un poco por la zona o simplemente verlo desde la carretera. El parque es una mezcla de nieve y paisajes rocosos, así que es bastante impresionante.

Playa Djúpalónssandur
Si conduces unos 50 km hacia el oeste llegas a esta playa de arena negra con trozos de un antiguo naufragio esparcidos por la orilla y guijarros suaves para pasear. Además, los acantilados que la rodean le dan un aire aún más especial y remoto.

Stykkishólmur
Si sigues 40 km al este desde Kirkjufell, llegas a este colorido pueblo en la costa. Tiene un puerto pequeño, algunos edificios viejos con encanto y un ferry por si te apetece cruzar la bahía. Es un lugar tranquilo y con un toque acogedor.

Arnarstapi
Unos 50 km al suroeste se encuentra Arnarstapi, un pueblo de pescadores con acantilados y formaciones rocosas a pie de mar. Hay un sendero corto a lo largo de la costa con vistas preciosas que lo conecta con otro pueblito llamado Hellnar. Es una zona buena para avistar pájaros. Es un sitio sencillo para estirar las piernas y disfrutar del paisaje.

Conclusión
Kirkjufell es un lugar que lo tiene todo: historias antiguas, formaciones rocosas que cuentan su pasado y un aspecto que cambia cada pocos meses. No es solo para parar un momento y largarse; si te quedas un rato, siempre encontrarás algo nuevo, ya sea una caminata, una buena foto o simplemente contemplar el paisaje y escuchar los sonidos. Elige la época que más te guste y entenderás por qué este sitio es tan famoso.