

Río termal Reykjadalur: relájate en plena naturaleza
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¿Te imaginas un valle en el sur de Islandia donde el vapor sale de la tierra y hay un río calentito esperando a que te metas? Pues ese lugar es Reykjadalur, un espacio natural a unos 45 minutos de Reikiavik. Allí puedes caminar entre colinas y aguas termales y luego darte un baño en un río que se mantiene caliente todo el año.
En esta guía encontrarás todo lo que necesitas antes de ir: cómo llegar, qué ver y qué llevar.
Información clave
- Maravilla Geotérmica: Reykjadalur es un valle geotérmico al aire libre, con manantiales calientes y un río perfecto para bañarte.
- Paraíso del Senderismo: Hay una ruta de 3,5 km llena de vistas increíbles que te lleva hasta el río.
- Ubicación Fácil de Alcanzar: Está cerca del pueblo de Hveragerði, a solo 45 minutos de Reikiavik, perfecto para una excursión rápida.
- Visita Gratuita: No hay que pagar entrada (aunque el aparcamiento sí puede costar un poco).
- Abierto Todo el Año: Puedes ir a cualquier hora y en cualquier estación, aunque en invierno conviene revisar el estado de los senderos.
- Lleva Tu Propio Equipo: Aquí no hay lujos: llevar bañador, toalla, botas de senderismo y ropa de abrigo es imprescindible.
Historia y formación de Reykjadalur
El nombre Reykjadalur significa “Valle del Vapor” en islandés, y existe desde hace miles de años gracias a la actividad volcánica de la isla. Está en la zona de Hengill, donde el suelo se abre entre dos placas tectónicas: la de Norteamérica y la de Europa. Estas placas se separan un poquito cada año (unos 2 cm), creando grietas por las que sube el calor desde el interior de la Tierra. De ahí nacen las aguas termales, los chorros de vapor y el río caliente.
El valle tomó forma hace mucho tiempo, cuando los volcanes escupieron lava y ceniza, y los glaciares tallaron el paisaje. El agua caliente del río empieza siendo lluvia que se filtra y se calienta al tocar rocas muy calientes bajo la superficie. Luego regresa a la superficie, arrastrando minerales como azufre, hierro y otros que pintan las rocas de rojos, amarillos y verdes. La temperatura del río suele rondar entre 30 °C y 40 °C, según la cantidad de agua fría que se mezcle.
Todo esto es 100% natural y lleva así desde siempre. La gente de la zona lo conoce desde hace siglos, y llevan mucho tiempo usándolo para bañarse, además de para admirarlo. Para el resto del mundo, no empezó a sonar mucho hasta hace relativamente poco, cuando Islandia empezó a recibir más turistas. Hoy recibe a unas 100.000 personas al año. Solo han añadido un aparcamiento, senderos y algunos paneles para poder cambiarse, pero lo demás es tal cual lo creó la naturaleza. Hay más visitas en verano, pero es un plan genial en cualquier época del año.

Información básica sobre Reykjadalur
Antes de ponerte en marcha, aquí van los datos principales.
Dónde está Reykjadalur y cómo llegar
Reykjadalur está justo al lado de Hveragerði, un pueblo en el sur de Islandia. Llegar desde Reikiavik en coche te lleva unos 45 minutos. Simplemente coge la Ring Road (Ruta 1) hacia el este y sigues las señales hasta el aparcamiento, donde empieza el sendero.
Alquilar un coche es la mejor opción para visitar lugares como Reykjadalur, que no siempre tienen acceso en transporte público. Así puedes moverte a tu aire y aprovechar para ver cascadas o playas cercanas.
Instalaciones
Hay un aparcamiento (de pago) y unos aseos. Junto al río hay paneles de madera para cambiarte, aunque no son vestuarios cerrados. Si necesitas comprar algo, Hveragerði tiene tiendas, cafeterías y gasolineras.
Precio
Entrar a bañarte en el río es gratis. El aparcamiento cuesta 200 ISK la primera hora y luego 250 ISK, sumando alrededor de 595 ISK por unas 2,5 horas. Puedes pagar con la app Easy Park o en la máquina del parking.
Horarios
Puedes ir en cualquier momento, de día o de noche, durante todo el año. Eso sí, en invierno puede haber nieve o hielo que dificulten el camino, así que echa un vistazo a Safetravel antes de aventurarte.
Qué ofrece y qué llevar
No hay para alquilar toallas ni bañadores. Es decir, tienes que llevar tu bañador, toalla, botas de senderismo, agua, comida y ropa de abrigo. Como no hay vestuarios completos, lo más cómodo es llevar el bañador puesto de casa.

Cuándo Visitar Reykjadalur
Puedes ir cuando quieras, pero cada época del año tiene lo suyo. Aquí un resumen rápido:
Verano (junio a agosto)
Los días son más largos y el tiempo suele ser más estable, así que es cuando más gente va. El valle es grande, pero puede estar lleno en horas punta. Si quieres tranquilidad, lo mejor es ir temprano o ya al atardecer.
Invierno (diciembre a febrero)
Hay menos gente, y la nieve le da un toque mágico. Eso sí, el sendero puede estar resbaladizo, así que es buena idea llevar botas con buen agarre o crampones. El contraste de bañarte en agua caliente mientras fuera hace frío es increíble. Con suerte, en las noches despejadas, puedes ver auroras boreales.
Primavera (marzo a mayo) y Otoño (septiembre a noviembre)
Son los meses más tranquilos, así que hay menos gente. Además el tiempo no es tan extremo. En primavera puedes ver cómo todo está empezandoa florecer, y en otoño los colores del valle se vuelven amarillos y ocres, lo que también lo hace muy especial.



¿Por qué merece la pena ir a Reykjadalur?
Reykjadalur no es la típica terma cerrada: es un río de verdad, con temperaturas que rondan entre 30 °C y 40 °C. Antes de tirarte, toca el agua porque la temperatura cambia dependiendo de la zona en la que te metas; la parte de arriba del río puede llegar a los 40 °C, mientras que más abajo está algo menos caliente. No es un balneario de lujo carísimo y lleno de gente, sino un pedacito de naturaleza al aire libre, libre de aglomeraciones (aunque cada vez lo conoce más gente).
Para llegar al río hay un sendero de unos 3,5 km (entre 45 minutos y 1 hora de paseo), con una pendiente constante pero sin mucha dificultad. Empiezas en el parking de Hveragerði y te metes en el valle, pasando por columnas de vapor saliendo del suelo, charcos de barro burbujeante, la cascada Djúpagilsfoss y aguas termales tan calientes que pueden superar los 80 °C (¡cuidado con meter la mano!). Los minerales tiñen el suelo de colores como el rojo por el hierro y el amarillo por el azufre, así que el paisaje es super fotogénico. En verano te puedes bañar bajo el Sol de Medianoche y en invierno puede que veas auroras boreales si hay suerte.
A la gente le encanta porque es fácil de llegar, pero sigue conservando ese ambiente salvaje. No necesitas gastarte mucho ni contratar a un guía: solo algo de tiempo y ganas de caminar y bañarte. Está cerca de Reikiavik, así que puedes ir por la mañana y pasar allí el día. Y, al no ser tan famoso como otros sitios termales (ejem, Laguna Azul), se respira un aire más auténtico. Lleva un bañador que puedas ensuciar un poco (los minerales pueden dejar manchas) y recuerda que el viento a veces sopla con fuerza, pero el agua te hará entrar en calor enseguida. Si te gustan la naturaleza, el agua caliente y los planes diferentes, este lugar es un acierto.

Qué Llevar a Reykjadalur
Como todo es bastante salvaje y no hay muchos servicios, acuérdate de llevar:
- Bañador: Llévalo puesto desde casa para no tener que cambiarte a la intemperie.
- Toalla: Para secarte después del baño.
- Botas de Senderismo: El camino puede estar embarrado o helado.
- Ropa de Abrigo: Más vale llevar capas de ropa, el clima cambia rápido.
- Agua y Snacks: Allí no vas a encontrar ningún chiringuito.
- Bolsa de Plástico: Para la ropa y la toalla mojadas.
- Linterna o Frontal: Si vas en invierno, oscurece temprano.

Qué Hacer Cerca de Reykjadalur
Si ya estás en Reykjadalur y te apetece aprovechar al máximo el día, la zona está llena de cosas interesantes. Hay naturaleza por todas partes, pueblos encantadores y sitios que merecen la pena, todo a un trayecto manejable en coche.
Explorar Más la Zona de Hengill
Cuando llegues al río caliente, puedes seguir investigando los alrededores. La región de Hengill va más allá de Reykjadalur y tiene otros senderos chulos. Uno de ellos va a la garganta de Klambragil. Es un camino un poco más complicado, con tramos más empinados y terreno irregular, pero sigue siendo relativamente corto (quizá otra hora de caminata). Allí vas a ver más respiraderos de vapor, aguas termales esparcidas aquí y allá y vistas espectaculares del valle. Suele haber mucha menos gente que en la ruta principal, así que es ideal si buscas un ambiente aún más tranquilo.

Visitar Hveragerði
Hveragerði es el pueblecito que está a solo unos minutos en coche desde el aparcamiento. Lo llaman el “pueblo de los terremotos” por la actividad geotérmica que hace temblar el suelo de vez en cuando. Allí tienes el Parque Geotérmico, con charcas de barro burbujeando y pozas de vapor; en algunos sitios incluso puedes meter los pies en agua calentita.
También se ven invernaderos que usan el calor subterráneo para cultivar tomates, pepinos y hasta plátanos (¡en Islandia!). Puedes comprar esos productos frescos en tiendas o mercados locales. Y las cafeterías del pueblo suelen cocinar con el calor geotérmico, haciendo panes horneados bajo tierra o sopas al vapor. Es un lugar pequeño, fácil de recorrer en una hora o dos, y te enseña cómo viven los vecinos aprovechando el calor de la Tierra.

Visitar Cascadas Cercanas
Si dispones de coche, algunas de las cascadas más famosas de Islandia están a una o dos horas de allí. Por ejemplo, a unos 90 minutos tienes Seljalandsfoss, una cascada preciosa que puedes caminar por detrás si el suelo no está helado. La caída de agua mide unos 60 metros y el ambiente suele estar cargado de niebla, sobre todo tras días de lluvia. Un poco más lejos (a unas 2 horas) está Skógafoss, que es más ancha y poderosa. Hay unas escaleras para subir y contemplar la cascada desde arriba, pero verla desde abajo es suficiente para alucinar. Ambas están justo al lado de la Ruta 1 (la misma que pasa por Hveragerði), así que son muy fáciles de incluir en tu ruta. Eso sí, lleva una chaqueta impermeable porque te vas a empapar sí o sí. Y ojo con el suelo resbaladizo si hace frío.


Hacer la Ruta del Círculo Dorado
El Círculo Dorado es un recorrido muy conocido que puedes enganchar fácilmente desde Reykjadalur, y no pilla muy lejos (unos 30 minutos para llegar al primer punto). Recorre tres lugares principales: el Parque Nacional de Thingvellir, Geysir y la cascada de Gullfoss. En Thingvellir puedes caminar entre las dos placas tectónicas que comentamos antes y ver cómo el suelo está lleno de grietas. Geysir está a unos 40 minutos más, hogar del géiser Strokkur, que lanza agua caliente a unos 15-20 metros de altura cada pocos minutos. Más adelante está Gullfoss, una cascada enorme que impresiona por la fuerza del agua, sobre todo si sopla viento. Hacer la ruta completa te puede llevar medio día si vas con calma, y es una forma genial de ver más sitios espectaculares del sur de Islandia.



Montar a Caballo
En la zona de Hveragerði hay varias granjas que ofrecen excursiones a caballo, e incluso algunas te llevan a través de Reykjadalur en lugar de ir andando. Los caballos islandeses son pequeños pero muy resistentes, ideales para moverse por senderos pedregosos. Una excursión a caballo suele durar entre 2 y 3 horas, dependiendo del recorrido. Pregunta en la granja para saber horarios y precios. Es guay para recorrer el valle de una forma diferente. Para hacer el tour en caballo no necesitas ser un experto: te enseñan lo básico. Eso sí, abrígate porque vas a estar todo el rato al aire libre.

Conclusión
Reykjadalur es un plan sencillo, pero muy especial: das un paseo, te bañas en un río caliente y disfrutas de un entorno natural precioso. Está cerca de Reikiavik, no cuesta nada entrar y es perfecto si andas por el sur de Islandia. Solo acuérdate de llevar lo necesario y prepárate para desconectar un rato entre vapores naturales. ¡Te encantará!.